En un bol, colocá el queso crema y el queso rallado. Batí o mezclá bien hasta formar una pasta firme y homogénea.
Agregar los ingredientes saborizantes
Incorporá el jamón, las aceitunas, el morrón, las nueces, la mostaza y los condimentos. Mezclá todo muy bien.
Dar forma y refrigerar
Forrá un bol pequeño con film y verté la mezcla. Presioná bien para compactar. Llevá a la heladera por al menos 2–3 horas (mejor si es de un día para el otro).
Desmoldar y decorar
Desmoldá sobre una bandeja o plato y decorá a gusto: con nueces picadas por fuera, espolvoreado con pimentón, cebollino picado, o incluso granos de granada para un toque navideño.
Servir frío
Acompañá con grisines, tostadas, galletitas saladas o pan de campo.
Ideas de variantes
Versión vegetariana: sin jamón ni fiambres, con aceitunas negras, albahaca, tomate seco y nueces.
Queso navideño con frutas: sumá pasas, damascos secos y una pizca de canela para una versión agridulce.
Con hierbas frescas: ciboulette, perejil, albahaca o tomillo para una opción más aromática.
Consejos útiles
Se puede congelar si lo hacés con anticipación. Envolvelo bien en film y descongelá en la heladera unas horas antes de servir.
Mejor si se sirve frío, directo de la heladera, para mantener su forma.
Decoralo con creatividad: podés formar un árbol, una corona o una estrella usando moldes o manos húmedas.
Conclusión
El queso navideño es ese aperitivo que nunca falla: sencillo, delicioso, personalizable y muy vistoso. Es perfecto para compartir, para agasajar, y para abrir el apetito en una noche especial. Con ingredientes comunes y un toque de cariño, podés preparar una receta que todos van a recordar.
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