¿Dormir con tu gato? Cuidado con esta enfermedad silenciosa

Para personas con defensas normales, quizá solo cause fiebre ligera o algo de fatiga. Pero para quienes tienen el sistema inmune comprometido (como pacientes con VIH o quienes reciben quimioterapia), puede afectar órganos vitales, especialmente el cerebro, y causar complicaciones graves.

Y si una mujer embarazada se contagia por primera vez durante la gestación, el parásito puede pasar al bebé. Esto puede provocar desde un aborto espontáneo hasta daños en los ojos o el cerebro del feto.

¿Entonces hay que sacar al gato de la cama?

No necesariamente, pero sí vale la pena tomar algunas medidas. Lo más importante es mantener limpio al gato y su caja de arena, lavarte bien las manos si la limpias (usa guantes si puedes), y llevarlo al veterinario con frecuencia. Si estás embarazada o tienes las defensas bajas, es mejor evitar el contacto directo con gatos callejeros o que anden sueltos.

En resumen

Compartir tu cama con tu gato puede ser reconfortante, pero también hay que ser conscientes de los riesgos. Con buena higiene, controles veterinarios y algo de sentido común, puedes disfrutar de su compañía sin poner en juego tu salud. Porque sí, el amor también se cuida con responsabilidad.

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