Aceptar la muerte como parte natural de la vida es clave. En este momento, la empatía, la presencia silenciosa y el amor son los mejores acompañantes. No siempre hacen falta palabras. A veces, un gesto, una caricia o simplemente estar ahí lo dice todo.
Si eres familiar o cuidador, recuerda:
Permitir el descanso
No forzar la alimentación
Brindar paz, no ansiedad
Validar emociones, no negarlas
Reflexión final
La muerte no es el final, sino una transición. Reconocer estas señales no significa resignarse, sino acompañar con dignidad. La despedida duele, pero puede ser también un acto profundo de amor.